Desde que he me despedido de mi hasta hoy, que descubrí que siempre he estado en el mismo lugar. El sonido constante de la polución me lleva a estados diferentes de los acostumbrados.
El color del cielo y el sabor del aire. Es el momento donde todo tiene los mejores colores y los silencios más puros. Es la tarde sobre el tejado. El tejado más hermoso del mundo, el más tranquilo y más amigable. Tiene una parte de mi, si es que no la tiene toda. Y me refriega de tan hermosa manera que el tiempo ha pasado. Es una sensación completa de tranquilidad y fuerza. Bastan solo unos minutos ahí y todo toma un rumbo inesperado, donde la lluvia se lo lleva todo, donde soy libre y descubro que el tiempo no pasa en vano. Pero sí limpia mi alma.
Frágil y anticuado, necesario, espléndido y silencioso. El mejor lugar del mundo para mi, me recuerda donde está París y me tranquiliza al saber que pronto estaré allí.
Y soy feliz, sin pensarlo me puse a reír y me recordó que nunca había estado tan completa y llena en mi vida y eso es bueno... no! eso es muuuy bueno!
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