domingo, 13 de noviembre de 2011

Es que todo ha dado vuelta.
La gente ya no es la misma, yo, claro, no soy nada de lo que era antes.
Y poco me importa que me comprendan, ellos jamás podrán comprenderlo.
Yo por mi parte, me resigno a las malas intenciones, que siempre lo he dicho, las conozco de muy cerca.

No te confundas, detrás de este ser sensible y calmo, existe uno que no conoces, y ¡ay! ruega al cielo no encontrarte de frente con él, no podrás escapar.

Como decía, los tiempos han cambiado, salió el sol. Me alumbra, al fin, vuelve a mi.
He vuelto a sentir mi nacionalidad, volví al camino.
Ni con palabras puedo explicarlo, no tiene explicación ni se la buscaré, solo sé que por las noches, ya no tengo miedo. De nada, de nadie.
Y ahí estás tú, con tu sonrisa eterna. Con tus laberintos y me apiado de la gente, por que ellos no conocen este secreto, no saben lo que es sentir tal sublime sentimiento, que no es un sentimiento al fin y al cabo, es una necesidad, un necesitar del cuerpo, las manos, las uñas, el pelo. Es superior a cualquier cosa, a cualquiera.
Y soy feliz, gracias a ti.

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