domingo, 25 de julio de 2010


La voz de mi abuela abajo. Yo arriba.. en el mismo cuchitril de siempre, el mismo olor incansable y el sonido del teclado inmediato.
Sueño Europa. Volver no tiene gracia alguna... solo el sentir a los queridos más cerca que nunca. El tecito caliente y los cantos de mi madre. El ruido de mi padre, la voz aguda de mi sobrino y la batería improvisada de mi hermano con los platos.
Solo me queda ver películas sin pensar en nada. Mientras se pasan las horas y espero las nuevas vacaciones de invierno para largarme nuevamente. Ahora con la única que me motiva a no detenerme jamás. Para cuidarla.. sorprenderla y hacerla feliz. Mi mamita hermosa, la más linda de todas.
De pronto me veo en un avión, luego en otro, al instante en otro, tantas aerolíneas, tantos vuelos en tan poco tiempo. Amo viajar sola... amo el sentir que descubro a mi ritmo... amo saber que solo depende de mi y todo lo que hay frente a mi es para mi.
Si solo pudiera elegir un momento de todo, sería salir del metro en París, voltear y encontrarme con el palacio más hermoso que he visto jamás. El museo de Louvre... nunca nada podrá compararse a ese momento, ningún momento podrá entender cómo fue y simularlo... nunca nada volverá a ser igual luego de sentir esa emoción. Nunca nada me podrá hacer sentir así jamás, ni siquiera la segunda vez que esté ahí. Ese momento está guardado en mi corazón y nunca más volverá a existir, mientras yo no lo vuelva a revivir.
El museo de Louvre... el único del mundo... el más importante... París.
Sueño París y no voy a despertar jamás.

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