Te encontré y puedo desempolvarte.
Acá estás, impávido, espacio que se mantuvo en el tiempo. Inamovible.
Y te vuelvo a encontrar y me encuentro yo en estas palabras, he perdido y vagado tanto tiempo. Había desaparecido de éste, mi ser, mis llagas.
Y ya no soy la misma, tengo arrugas en los ojos, las manos más gastadas y hay una parte de mi brazo que parece que perdió toda la masa muscular.
Pero la música siempre vuelve y se queda en mi, me sé más canciones de las que pensaba que me sabía.
Y ya no estás acá Latinoamérica, pero gracias, te suelto, te dejo ir. Gracias por siempre.
Y ya no hay cigarros, ya no hay olores a caos, ya no hay espacios oscuros y logro sonreír porque me siento feliz.
Hoy empecé a escribir un cuento, no sé de quién habla, creo que son robos de distintas personas, situaciones que las convierto en realidades ficticias.
Ya no hay mucho cine, ya no hay mucho teatro, ya no hay mucho amor por el otro. Ahora el amor es propio, sin necesidad de un otro, un complemento no busco, no me necesites pero quiéreme para todo.
Mi amor, el más enamorado, es el más olvidado en su antiguo dolor. Mi amor abre pecho a la muerte, y despeña su suerte por un tiempo mejor. Mi amor, este amor aguerrido es un sol encendido por quien merece amor.
Y todo tiene sabores distintos, y me alzo y miro y sonrío.