lunes, 23 de agosto de 2010

No quiero!


No quiero ni puedo empezar a trabajar en el desglose.
Un no rotundo en mi cabeza.
Me siento enferma... Llevo tantos días enojada contigo que parece que no existiéramos... Cada vez es más potente y para mi peor.
Quiero correr por las carreteras de Europa una vez más, quiero tomar el tren de Sants y sentir el aire acondicionado en mi frente, el sabor a nada. Mirar por la ventana y ver el mar entrecortado.
Ir al mercat a comprarme una fruta tropical y vivir mi nutrición en los países más antiguos del mundo. Quiero correr por la playa y tomarme una cerveza en paz. Mirar hacia el lado y ver gente de todas las razas.
No quiero el desglose quiero vivir.

domingo, 22 de agosto de 2010


El olor a butaca, cigarro envuelto en las murallas, asqueroso sabor de la envidia. El vacío y el desasiego.

Una foto puede llevar a tanto.

Tantos resplandores, secretos.

La gente que vivi ya no vive.

Todas las enseñanzas vividas parecen un reflejo de lo que fueron, con humo y efectos especiales... La gente que viví ya no vive, ni siquiera en mis sensaciones. Maldita e indigna memoria, muere donde naciste!

Parece que me quitaron la razón y mis memorias, no reconozco a nadie, no soporto las voces que ya no escucho. Se han transformado en ruidos ajenos. Que ganas de volver.

El cemento, el paquete de galletas, la tierra, el olor a pasto podrido. Los rincones más inhóspitos del lugar que nunca quizo acogerme. Veo todo lo que no veo, ya se ha transformado en otra cosa.

Difamo, publico, alerto, odio a todo lo que ya no me es familiar, ni siquiera cuando no lo era mucho menos.

Esto es nuevo, nunca me puedo sentir a lugar, y definitivamente lo de los cambios ha cambiado.

Un guión no es lo mismo que un texto de los que plasmaba, no tienen la misma estructura, no son igual de melancólicos, ni siquiera se compara con la música integrada que conllevan los otros, los de antes, los mismos que mejor comprendo.

Esta nueva vida no tiene el mismo sentido que tenía antes, el de sentarse en la piso, el olor a alfombra nueva que nunca deja de ser nueva, porque ahora es modershna y yo insisto en no perderlo pero se va, se aleja de mis memorias, de mis recuerdos, las mismas caras que antes convivían ahora son inalcanzables y deformadas, me provocan o quisieran provocarme lo mismo pero aumentado.

Sin razón vuelvo a un lugar, me veo atrapada y no quiero olvidar el hedor en el baño de mujeres, el camarín del tercer piso. La cárcel que me vio llorar. Cuando nada me avergonzaba, solo el que estaba a mi lado. La verguenza era ajena, no propia. Todo se ha vuelto amarillo, quemado y oscuro. Un recurrente momento de dolor, uno que nunca dejará de doler, ni de noche ni en el día mientras voy subiendo la colina. Nunca dejará de doler el olor de la cárcel que me vio crecer.