En Santiago ya no hay nada nuevo, solo más smog, más temor, más rabia, más dolor. Las casas siguen destruidas.Yo pretendo empezar a vestir de negro y salir de noche, para ser invisible incluso para mi sombra.
Hoy no entiendo nada, estoy en una máxima confusión.
Desde que no comprendo, no entiendo, no dejo de sentir. Me empiezo a hundir, a envolver en bruma.
Soy solitaria hoy, pienso y pienso y pienso y pienso y no puedo dejar de pensar.
La luz está cortada, mi corazón apretado, como entonces... nuevamente la misma sensación. La de bajar al fondo de la incomprensión.
Tal vez no es nada, tal vez es todo y no lo sé. Eso me encierra, el no saber. Nunca sé lo que pasa, por ello sufro, solo por eso.
Me quiero ir en un bote a la selva Boliviana, quiero cubrirme de barro y no entender desde ese lugar. Quizás estar sola, quizás contigo.
Ya no hace el calor de antes, ya mi dinero no es el mismo, me falta plata, me faltan ganas, motivación. Mientras tú subes yo bajo.. me escondo en mi misma, es mi mejor escudo.
A lo mejor este fin de semana pueda olvidarme, solo a lo mejor.
Y si no lo logro, más me hundiré, y si no lo logro, más no me encontraré.
Desde hoy no podré quitarme este nudo que parte desde mi cabeza hasta la parte baja de mi vientre. Desde hoy quiero dejar de vivir la misma vida de siempre. Ya no confío en mi, ya no siento en mi, ya no comprendo en mi. Soy un ente. Lo soy.
Desde acá arriba no hay luz, desde acá abajo tampoco. ¿La cortaron o la corté?
Una música es lo que falta.. una sola, para llorar y para dejar de sentir, para sentir otra cosa, para sentir distinto... Para que me sientan, sientas, distinto.
Para que mi voz se pierda a lo lejos, para que mi voz sea un hilo de espuma en el mar. Espuma amarilla.
Para morir, para vivir, para ser. Eso es.